A punto de terminar las Navidades litúrgicas el próximo domingo 9 de enero, parece oportuno analizar las sensaciones y los principales fundamentos de las respuestas a la pregunta: «¿qué esperamos de 2022?». Los últimos días del complejo ejercicio 2021 los hemos pasado polarizados por distintos sentimientos que podrían considerarse antagónicos. La alegría de las Navidades y días festivos, junto a las dificultades sociales, familiares o empresariales que han podido afectar la armonía y desarrollo de los programas de muchos eventos esperados con gran ilusión. Y el protagonista no ha sido otro que el virus, la pandemia y su llamada sexta ola. Sin embargo, existen importantes síntomas diferenciales respecto a las expectativas. Como queremos centrarnos en las reflexiones económicas, de mercado y de las previsiones de los principales ratios macro, solo exponemos nuestros titulares de la esperanza a favor de la victoria sobre los coronavirus y sus distintas variantes, basados en la positividad de las vacunaciones, de los adelantos científicos referidos a nuevos y potentes nuevos medicamentos, y en la percepción de una realidad vírica más contagiosa, pero de menor incidencia en los índices de mortalidad. El potente informe de BANKINTER nos desvelará las características esperadas en el nuevo 2022, por lo que intentaremos destacar las interpretaciones y conclusiones más determinantes para alcanzar los mejores resultados en nuestros asesoramientos.
«Las claves de 2022 son: inflación, tipos de interés, niveles de las bolsas, virus y geoestrategia.-Tanto las bolsas como el ciclo económico se encuentran en un punto de consolidación, no de inflexión. De continuidad, no de agotamiento. Esto es lo más importante que queremos transmitir en esta Estrategia de Inversión. La inflación no remitirá hasta finales de 2022, los bancos centrales se limitarán a realizar “ajustes finos” en sus tipos directores (en absoluto cambios bruscos), los máximos históricos de la bolsa americana están justificados pero en adelante los avances serán equivalentes a los de los beneficios empresariales (rango +6%/+8% en 2022) pero con la tranquilidad de que los potenciales por valoración son superiores (+14%/+17%), el perjuicio económico ocasionado por el virus disminuirá progresivamente hasta ser muy reducido en verano y la geoestrategia (Rusia/Ucrania y China/Taiwán) probablemente proporcionará algún susto en algún momento… pero ninguna estrategia de inversión puede quedar condicionada a aquello que es absolutamente imprevisible. Cuando suceda, si sucede, reaccionaremos. Desde verano de 2020, todo o casi todo lo que podía salir bien ha salido bien y lo más razonable es que continúe siendo así en 2022, sin olvidar que tenemos por delante un ajuste en el precio de los bonos y que los potenciales de las bolsas son ya más modestos.»
- El sesgo más hawkish o duro de los bancos centrales es bueno porque transmite confianza en la sostenibilidad del ciclo expansivo post-Covid.–
- Habría sido peor sufrir unos bancos centrales inseguros e involucionando hacia posturas más suaves o dovish. Su reenfoque algo más hawkish/duro transmite seguridad sobre la solidez del actual ciclo expansivo: si se atreven a ir haciendo algo ante una inflación elevada es porque la economía puede aguantarlo al estar bien anclado el impulso expansivo. Las bolsas seguirán encajándolo bien, aunque tomen beneficios ocasionalmente, mientras que los bonos empezarán a sufrir más rápidamente a partir de ahora. Todo esto es bueno. Y deberían salir beneficiadas financieras y tecnológicas, aunque no solamente.
«Este es el año de ajuste para los bonos: TIR al alza y precios a la baja. Eso abre la puerta a un nuevo periodo de oportunidades porque los tipos de las emisiones en 2023 serán superiores.-El ajuste en el mercado de bonos probablemente se extenderá durante todo o casi todo 2022, puesto que el mercado tardará más tiempo en asegurarse de que ya tiene completamente descontadas en precios (de los bonos en mercado) las futuras subidas de tipos que en reconocer que el pico de inflación ha pasado, que es lo que permitirá a las bolsas recuperar la autoconfianza que estimamos podrían perder una vez superada la fase de arranque rápido que pensamos tendrá lugar en 2022. Y el nuevo entorno de tipos directores y de rentabilidades ofrecidas por los bonos en 2023, cuando el ajuste se haya completado, será mucho más sano y sostenible que el actual.»
La Bolsa española refleja la evolución más discreta, frente a un S&P USA que mantiene una importantísima fortaleza.
«Los actuales máximos históricos de las principales bolsas están justificados, pero no se puede afirmar que estén “baratas”. En los próximos trimestres las bolsas deberían evolucionar en línea con la expansión de los resultados empresariales.-Creemos que el arranque de las bolsas en 2022 será dinámico desde el principio, con subidas vulnerables, pero subidas. Es probable que predomine la percepción, más que en años previos, de que los avances de las bolsas se concentrarán en los primeros meses del año para después pararse transitoriamente… precisamente hasta comprobar que la inflación remitirá después de haber alcanzado un pico hacia abril (podría ser algo después en Europa Continental). Estimamos potenciales de revalorización más modestos, pero suficientes. Generalmente en el rango +14%/+17%. El potencial se desplaza hacia Europa, pero la fiabilidad permanece en Estados Unidos. Eso es algo que no cambia… y se completará con dólar más bien apreciado (incluso 1,09/€ ocasionalmente) y volatilidad al alza (VIX > 25%), lo cual permitirá identificar más oportunidades de inversión de carácter oportunista a lo largo del año.»
Las previsiones de crecimiento en Europa, tanto del Fondo Monetario como de la OCDE nos indican unos PIB sostenidos de final de año. Eso quiere decir que no se descarten distintas vicisitudes previas.
La fortaleza de los resultados empresariales y de la calidad de los índices de consumo, junto al control y posterior caída de una amenazante inflación durante el primer trimestre 2022, marcaran las distintas fases del nuevo ejercicio.
Ideas de inversión: Asignación de activos
«La reactivación económica se ralentiza, pero no se frustra, por el virus. Éste pierde capacidad de hacer daño en un entorno de creciente inmunización/vacunación y los crecimientos previstos de PIB se mantienen por encima de los niveles tendenciales. Los bancos centrales retiran estímulos, incluso suben tipos, pero se mantienen tolerantes con una inflación que se asentará en niveles superiores a los previos a la crisis. Aunque las TIR de los bonos se ajustan, los tipos de interés reales permanecen en niveles históricamente bajos. Todo ello sigue conformando un entorno favorable para bolsas, que seguirán soportadas por el crecimiento de los resultados empresariales, (+7%/+8% 2022e tanto en EE.UU. como en Europa), bajos costes de financiación y escasez de alternativas de inversión. Si bien, las valoraciones de bolsas apuntan a potenciales de revalorización más moderados (+14% S&P500; +17% Eurostoxx50), en un entorno de desaceleración del crecimiento y TIR de los bonos al alza. Los riesgos a los que damos una mayor probabilidad son la aceleración de la retirada de estímulos monetarios y riesgos geopolíticos. Mantenemos los niveles de exposición a Renta Variable (desde 25% en el perfil Defensivo hasta 80% en el Agresivo) y toma especial relevancia la selección de sectores y compañías. Favorecemos los de mayor crecimiento, ya sea por recuperación de ciclo o por crecimiento estructural. Nuestras preferencias son (en orden de prioridad): Tecnología, Consumo/lujo, Semiconductores, Financieras, Ciberseguridad, Turismo, Logística, Transición Energética e Industriales.
Tras una recuperación explosiva en 2021, el crecimiento económico global se moderará en 2022, aunque seguirá por encima de sus niveles tendenciales. El consumo continuará liderando el crecimiento económico:
- Los cuellos de botella en las cadenas de suministro deberían ir solucionándose progresivamente a lo largo de 2022 y no debemos olvidar que son consecuencia de una fortísima demanda embalsada, que tardará todavía algunos trimestres en ser satisfecha. La solidez financiera de las familias, con tasas de ahorro y efecto riqueza elevados, tras las revalorizaciones bursátiles y de los precios inmobiliarios, es diferencial en esta salida de la crisis.
- Los estímulos fiscales disminuyen, pero los Gobiernos no asumen todavía modo de austeridad. Siguen implementando programas plurianuales de infraestructuras en las principales economías desarrolladas.
- Las empresas son proclives a invertir en digitalización, nuevas tecnologías, reposición de inventarios y aumentos de productividad.
- Deberíamos asistir a la recuperación definitiva del sector servicios (turismo). Aunque aparecen nuevas variantes del virus, aumenta la población inmunizada y las vacunas mantienen niveles razonables de efectividad. Además, es probable que tengamos flujo de noticias positivo con respecto a los medicamentos frente a COVID-19, que ya están en fase de aprobación con eficacias aparentemente elevadas.
Las tensiones inflacionistas tenderán a moderarse, sobre todo en la segunda mitad de 2022, aunque sólo sea por efecto comparable tras el fuerte repunte de los precios del petróleo y materias primas en 2021. Aunque los bancos centrales retirarán sus estímulos monetarios (tapering) y veremos algunas subidas de tipos, mantendrán políticas monetarias acomodaticias con tipos de interés reales negativos.
Prevemos un entorno favorable para las bolsas en 2022, con los resultados empresariales como pilar fundamental. Los BPAs se siguen revisando al alza y superan ya niveles previos al virus, a excepción de España, y en todos los casos rebasan la revalorización de las bolsas (ver Gráfico 3.1). En 2022e se prevé un crecimiento de BPAs de +7%/+8% en EE.UU. y Europa. Se mantiene además la escasez de alternativas de inversión. En renta fija, las rentabilidades son todavía bajas (incluso negativas) y prevemos caídas en precios (TIRes al alza
Si las políticas monetarias ultralaxas se extienden en el tiempo, terminan convirtiéndose en una especie de droga para el mercado.
Como hemos venido insistiendo, el concepto de selectividad en la modalidad , calidad y oportunidad de las alternativas de inversión se ha convertido en un sello esencial en todo asesoramiento. Y no es una obviedad. Los escenarios actuales de volatilidad, de incertidumbre de decisiones acción-reacción por la pandemia, la estacionalidad de los perjuicios y su incidencia en determinados sectores, la consolidación de la demanda y protagonismo acelerado de otros sectores a los que se les pide una mayor intervención benéfica, o las oscilaciones de los ratios macro, y las variables derivadas de la geopolítica, proteccionismos, desacuerdos/acuerdos comerciales internacionales, o cualquier otro acontecimiento proyectado por la llamada globalización del sistema, han aportado una novedosa inyección de prioridad al seguimiento continuo y alta selectividad en las propuestas y decisiones. Siempre en equipo, juntos, con disponibilidad y respuestas siempre exclusivamente personales.
Dicha selección -a la fecha actual- la hemos dicho y defendido hacia:
Nuestras preferencias son (en orden de prioridad): Tecnología, Consumo/lujo, Semiconductores, Financieras, Ciberseguridad, Turismo, Logística, Transición Energética e Industriales. Mantenemos los niveles de exposición a Renta Variable (desde 25% en el perfil Defensivo hasta 80% en el Agresivo)..
A por el 2022, siempre juntos. JOAQUÍN-YOLANDA Almasqué, FONDOS, INVERSIONES Y FINANZAS, FIF, Sus Agentes BANKINTER
INFORME ÍNTEGRO BANKINTER
NOTA: Felicitamos a Ramón Forcada y resto de profesionales que han elaborado, ESTRATEGIA DE INVERSIÓN 2022.