Lo cierto es que la próxima semana ya es junio, y se aproxima del dia 6 de dicho mes. Y eso quiere decir que es fecha de toma de decisiones en la política de tipos de interés del BCE. El Banco Central Europeo es el encargado de gestionar el euro, mantener la estabilidad de los precios y dirigir la política económica y monetaria de la Unión Europea. Por tanto, todas las miradas puestas en si se produce la primera rebaja de tipos de interés. Las últimas impresiones reflejan dos consideraciones: que es posible una bajada de 25 puntos básicos, aunque menor el número de ellas en los próximos meses. Seguimos lentamente en la senda de los esperados descensos, ya que los argumentos están en un relativo wait&see respecto a la solidez del control de la inflación, y de otros ratios igualmente necesarios. Bajar tipos sin confianza en el escenario podría provocar un desorden no deseado, y mantenerlos altos en un período superior al necesario, podría alentar las recesiones. Por su parte, la FED, Federal Reserve -Banco Central de los EEUU- es el responsable de tomar decisiones de política monetaria del país, supervisar y regular instituciones bancarias, y mantener la estabilidad del sistema financiero, entre sus principales funciones. Y sus tres próximas reuniones se prevén para 11 y 12 de junio; 30 y 31 de julio; y 17 y 18 de septiembre de 2024. Los pronósticos indican que la economía USA sigue fuerte, en especial en lo que respecta al empleo y PIB. En el último trimestre el PIB del país presentó una crecida del 3,4% mientras que en marzo se crearon 303.000 nuevos puestos de trabajo (una cifra más elevada que los 270.000 de febrero). Por tanto, se sigue aspirando que los tipos puedan seguir, aunque lentamente, la senda del objetivo del 2%. Inclusive el escenario podría propiciar que Europa se anticipe a los americanos en bajar ese primer cuarto de punto.
Las expectativas son evidentes. Si los Bancos Centrales deciden que el momento es apropiado para un descenso de los tipos de interés, estarán transmitiendo e inyectando un estímulo a la confianza de los inversores, un alivio para los tenedores de hipotecas, y un reconocimiento para los beneficios empresariales, Bolsa, y un equilibrio en los crecimientos esperados de los PIB. Sin duda, algo especialmente esperado tras la pandemia y las guerras que provocaron ese terrible cambio de escenario por el clima y la escasez de suministros. Inflaciones de más de dos dígitos provocaron distorsiones que estuvieron a punto de ser muy graves en relación a los peligros de recesiones o estanflaciones. Recordemos estos términos: La recesión es la fase en la que la economía se contrae en vez de crecer. Si en ese período caen los precios se denomina deflación, pero si la economía sigue cayendo con subida de precios -inflación con estancamiento- se trataría de estanflación.
La conjunción de un mínimo equilibrio entre el control de un descenso real de la inflación de precios y la calidad de los datos macro de las economías, serán los principales parámetros para la toma de decisiones en política monetaria. Tenemos un gran aliado en los beneficios empresariales. Sin duda, éstos han mantenido una resistencia titánica en los momentos más difíciles, y han permitido que poco a poco la planificación de objetivos tengan cada vez más fortaleza. En sentido inverso, podríamos situar a los conflictos geopolíticos las circunstancias que se asoman como de mayor peligro en la armonía perseguida para alcanzar seguridades en el número de reducciones de tipos de interés en el panorama más próximo.
La importancia de los principales efectos del logro de una dinámica de rebajas del tipo de interés, en ese itinerario de aproximarnos al difícil objetivo del 2%, lo reflejamos en el cuadro adjunto. Evidentemente resaltamos los aspectos más positivos, entre los que podríamos destacar el colectivo de «hipotecados» y el estímulo paralelo para los que están esperando para cumplir sus programas de compras inmobiliarias. Sin olvidar al colectivo de inversores y gran parte de partícipes en Fondos de Inversión.
Recordemos que el euribor es el índice de referencia para el cálculo del tipo de interés de las hipotecas variables y mixtas. Desde que empezó 2024 su media es de 3, 674%, marcando un descenso de -0.347 puntos respecto a la media de 2023 (4,022%): 3,605% en enero, 3,671% en febrero, 3,718% en marzo, y 3.703% en abril.
Todos pendientes de las noticias que puedan afectar. Pero la unanimidad de objetivos, y el fondo para conseguirlos se mantienen mayoritariamente. Conclusión que transmite no malos presagios para la segunda mitad del 24 y 2025. Hasta el crecimiento de la IA (inteligencia artificial) así parece afirmarlo. Abrazos,
JOAQUÍN ALMASQUÉ, FIF, AGENTE BANKINTER DESDE 2000