Destacamos tres consideraciones que estarán diariamente en los titulares de todos los medios, y serán –de una u otra manera- las principales herramientas con las que trabajar y convivir para poder tener un feliz ejercicio.
Cerramos un año confuso y complicado. Confuso por reflejar importantes desperfectos y resultados negativos que parecen asignar la culpabilidad a protagonistas cuya relevancia o capacidades han sido muy pequeñas como para poder aliviar las derivadas para los afectados, y complicado por estar íntimamente ligado a acontecimientos mayoritariamente ajenos a los mercados financieros, pero que han afectado enormemente al mundo de los ahorros y al de las alternativas de inversión.
En éste contexto iniciamos el nuevo 2019. Y, por ese motivo destacamos tres consideraciones que estarán diariamente en los titulares de todos los medios, y serán –de una u otra manera- las principales herramientas con las que trabajar y convivir para poder tener un feliz ejercicio.
La VOLATILIDAD, por ser el denominador y factor determinante de las fluctuaciones, y de los comportamientos erráticos, inciertos, dubitativos, y, en muchas ocasiones, imprevistos. Las predicciones micro-macro de la economía, y los resultados empresariales, han sido los tableros esenciales sobre los que apoyar todas las planificaciones financieras de los inversores, ahorradores y clientes, conjugando las implicaciones de la globalización, las políticas significativas de los Bancos Centrales, y, principalmente, ajustándolos a los perfiles de riesgo y peculiaridades de los titulares. No obstante, el pasado 2018 ha puesto en el tablero otras consideraciones con las que siempre se tenían en cuenta su incidencia, pero de una forma gradualmente marginal. Las connotaciones geopolíticas y la deriva nacionalista, con sus estímulos a los movimientos populistas de ambos extremos, han impregnado la realidad de una inseguridad inusitada y que han disparado todas las alarmas.
BREXIT, guerra comercial EEUU-CHINA, Italia-UE, Cataluña, elecciones en Brasil, los movimientos migratorios y las amenazas terroristas, son algunos de los factores que han dinamizado la inestabilidad. Y con ello, el malestar y crecimiento de la falta de la confianza inversora, con la derivada de meter en el “mismo saco las buenas y malas decisiones, y las buenos y malas alternativas de inversión”, por tener todas el mismo tono en sus resultados en sus análisis de fin de ejercicio.
¿Es correcto que en éste contexto la desesperación deba ser inevitable, y la reestructuración de las carteras de forma integral una necesidad? ¿Qué debemos hacer en el 2019?
Por nuestra parte, aportaremos otros dos conceptos que deben ayudar –y mucho- a responder a esas preguntas. No son innovaciones, o mágicas fórmulas, sino que responden a lo que en muchas ocasiones llaman experiencia, en otras circunstancias muchos años de profesionalidad, y también fidelidad a unas convicciones que tienen su fundamento en aglutinar la mejor y mayor información, junto a la lógica derivada de las expectativas de los resultados causa/efecto de los acontecimientos.
El primero de ellos es la recomendación de una adecuada DIVERSIFICACIÓN. Éste concepto es muy tradicional en todo principio del Asesoramiento Profesional, pero da la impresión que su valoración e interpretación se ve afectada por las circunstancias de cada momento. Y, el actual, es uno de ellos. La diversificación debe de ser una norma especialmente real, y hasta dinámica dentro de unos ritmos que la propia realidad nos va marcando. Hoy el concepto de Renta Fija y Renta Variable, con el concepto centrista de Rentas Mixtas, son consideraciones válidas y reales, pero que cada una de ellas conlleva innumerables alternativas, productos, modalidades y tipos de inversión, con sus correspondientes niveles de riesgo.
El tipo de divisa, junto con las zonas geográficas seleccionadas, los sectores elegidos, y la posibilidad de analizar las alternativas de los países emergentes y nuevas herramientas de inversión, sin olvidar el peso del sector inmobiliario, nos estarán dibujando el tablero de opciones y los porcentajes de participación que cada uno de ellos puede aportar en las tomas de decisiones.
Para el 2019, tremendamente afectado por lo sucedido en el ejercicio precedente, y vivas muchas de las incertidumbres latentes, se configura como un período para un tipo de prudencia diferente. Es decir, tratando de mantener en cartera aquellas alternativas y servicios que tengan fundamento, a pesar de haber obtenido malos resultados; y, por otro lado, acortar los períodos para hacer balance junto a sus Asesores de confianza, es otra recomendación de gran calado. Las Bolsas están en caídas fuertes y sucesivas, por lo que hay que interpretarlo en su justa medida. A éste respecto, adquiere un especial protagonismo para el futuro próximo el propio concepto de liquidez. Quienes mantengan o provoquen tener en liquidez entre un 20/25% de sus ahorros en liquidez, tendrán un especial privilegio y beneficios para poder maniobrar con mayor agilidad en próximas coyunturas.
El último y no menos importante concepto que queremos poner de relieve es el de los PLAZOS. Si estamos hablando de ahorros y carteras patrimonialistas, es decir, las inversiones de las familias y de los empresarios que han logrado alcanzar con su trabajo y resultados de su profesión, o por herencias, es imprescindible no dejar de considerar nunca los plazos. Ni en períodos de pingues beneficios es recomendable “lanzar las campanas al vuelo”, ni en períodos de “vacas flacas” todo es malo y hay que huir. Por eso, la importancia también de tener un equipo Asesor, de confianza e independiente, en el que apoyar todas las decisiones. Y cuanta mayor cultura financiera tengan los titulares, y mayor sea la confianza en sus Asesores, los debates y las decisiones tendrán mejores resultados. Para analizar la calidad en este tipo de cuestiones, el plazo es vital.
Por ello, y aunque cueste seguir apostando por alternativas que reflejen resultados poco acordes en los últimos meses de un período, la recomendación es estudiar, tener en cuenta, y valorar adecuadamente, lo que ha sucedido en los últimos 3-5-10 años con las rentabilidades obtenidas por ese servicio o alternativa inversora. De tal modo que podría llegar a ser aconsejable ir tomando mayores porcentajes de participación en ellas, para promediar y obtener mayores beneficios en los cambios de ciclo. Evidentemente, siempre que su rating sea fiable y satisfactorio, así como los argumentos por los que se justificaron las decisiones de inversión, y las expectativas a medio y largo plazo.
Con ello queremos señalar con cierta insistencia, que toda dificultad o ciclo negativo de intensidad reiterativa, siempre es aconsejable analizar la totalidad de los factores, tomando las decisiones con el plazo y la calidad de los productos/servicios entre los argumentos de mayor peso, ya que si los perfiles de los titulares están alejados de la especulación o el corto plazo, los beneficios a obtener son muy importantes si se aprovechan aquellas alternativas que reflejen precios y descuentos importantes.
FIF ha estado, está y estará siempre al lado de sus clientes amigos, con la dedicación de siempre para aconsejar, asesorar y acompañar de forma personalizada a cada uno. En los momentos más complejos queremos dar lo mejor de nosotros y de nuestra profesión. Más aún, si tenéis amigos o familiares que pudieran querer o necesitar un análisis gratuito de sus inversiones, realizando una Planificación Integral, nos encantaría y os lo agradecemos, ya que estamos convencidos e ilusionados con nuestro trabajo y dedicación de más de 45 años, los últimos 20 como Agentes Financieros BANKINTER.
Feliz 2019 juntos.
JOAQUÍN ALMASQUÉ
2 enero / 2019