COVID19: TOMEMOS EN SERIO LAS MEDIDAS PREVENTIVAS
Una de las realidades más convincentes y de efectos más eficaces contra la pandemia es, sin duda, tomarnos en serio las medidas preventivas. Dolor, esfuerzos, y hartazgo en el uso de mascarillas, son consideraciones que siguen presente, y tendrán vigencia durante algún tiempo. Y la propia reactivacion económica será tanto más importante y sólida, cuanto más rápido se pueda confirmar el control de nuevos brotes, y la comercialización de vacunas que tengan todo tipo de garantías.
Para todos aquellos que puedan tomarse unos días de vacaciones, que descansen. Para quienes tengan que seguir trabajando sin interrupción, que aporten lo mejor de cada uno ya que todos los esfuerzos recibirán sus frutos. Y quienes hayan perdido su trabajo, o la pandemia les ha obligado a cerrar sus negocios, que no pierdan su caracter emprendedor, ya que serán imprescindibles para la recuperación.
A continuación, las conclusiones e informe completo del tercer trimestre del Dpto Análisis BANKINTER:
Principales conclusiones de nuestro informe de Estrategia
Shock de impacto”, no cambio de ciclo… salvo excepciones. El pesimismo ciego pierde
La realidad del 2T confirma que atravesamos, como defendimos en marzo, un “shock de impacto” con consecuencias sobre 2020/21, que desembocará en un 2022 ya normalizado. Sí, normalizado. No tanto una “nueva normalidad”, como empieza a denominarse. Sencillamente este shock acelera la siguiente ruptura tecnológica que ya estaba en marcha: despliegue de redes 5G, predominio de las energías renovables, desintermediación de actividades, flexibilidad y abaratamiento de la financiación y readaptación de las formas de trabajar. Pero no regresamos a un ciclo económico contractivo. El post-shock 2020/21 se caracterizará por un crecimiento económico reducido pero suficiente, inflación irrelevante, regreso a cómodos niveles de empleo, deuda pública elevada pero soportable porque los tipos de interés permanecerán próximos a cero de manera estructural, y riesgos a la baja – incluso geoestratégicos – desde una perspectiva global. Las interpretaciones pesimistas de este rápido proceso de cambio seguirán siendo perdedoras, como adelantamos en marzo.
Se cumple lo que dijimos en marzo: el día después no será en absoluto malo
Como no lo ha sido la rápida recuperación del mercado desde abril, ajustándose más o menos a los tiempos que habíamos estimado. El legado de esta crisis relámpago consiste, entre otras cosas, en márgenes empresariales todavía más estrechos y aún más deuda pública, pero también menores costes energéticos y financieros, financiación aún más accesible y bancos centrales como los verdaderos “estabilizadores automáticos”, tanto de la economía como del mercado. Como nunca antes. Se han involucrado para quedarse. Esto no es malo, sino distinto.
Reestructuración, reenfoque, más soportes y menos inflación que nunca
Tiene lugar un rápido reenfoque de la economía (y de la sociedad) hacia la tecnología. Las compañías tecnológicas son al s.XXI lo que las industriales fueron a los siglos XIX y XX. Durante 2020/22 se reenfocarán muchos aspectos clave de la economía precisamente porque la tecnología hace que la globalización sea un hecho irrefutable y deje de ser un campo de batalla ideológico. En ese contexto, las tensiones comerciales son sencillamente una parte importante del proceso de ajuste y, por eso, remitirán una vez reajustadas las relaciones comerciales. Los sistemas fiscales heredados del s.XX, que consideran la ubicación física como referencia básica para la recaudación, son otro aspecto clave sujeto a readaptación. Gobiernos y bancos centrales participan proporcionando un soporte fiable a esta transformación. Particularmente en los momentos más inciertos (como este), convirtiéndose en los verdaderos “estabilizadores automáticos” de los ciclos económicos.
En este escenario global inevitable y afortunadamente interconectado e interdependiente la competitividad relativa pasa a ser el factor determinante de los precios, de manera que la inflación se vuelve estructuralmente reducida y los bancos centrales dejan de ser “vigilantes” para convertirse en “promotores” de inflación. Esto, a su vez, permite que los tipos de interés permanezcan estructuralmente próximos a cero, de manera que el acceso a la financiación se vuelve muy fácil y su coste muy reducido. Por eso los gobiernos asumen apalancamientos elevados sin entrar en riesgo severo.
¿Sobrevaloraciones? Improbable. Mercado distinto, como la economía es distinta
Como ya hicimos en marzo, tomamos los beneficios estimados para 2021 como referencia para valorar las bolsas, ya que los de 2020 estarán distorsionados. Esto es lo más correcto técnicamente. Obtenemos potenciales de +15% para el S&P500 (3.449 puntos), +8% para el EuroStoxx-50 (3.462 puntos) y +4% para Ibex-35 (7.457 puntos) y Nikkei-225 (23.516 puntos).
La bolsa americana sigue destacando positivamente. Los beneficios 2021 de las compañías americanas serán ya algo superiores a los de 2019, pero no así los de las europeas. Por eso, entre otras razones, Wall St. no está sobrevalorado. Y por eso nuestra estrategia sigue centrada en el mercado americano. La capacidad para generar beneficios lo es casi todo en una valoración. Pero avanzará mucho más despacio en el 2º semestre. Las incertidumbres clave son el virus y las elecciones americanas del 3 de noviembre. Los precios inmobiliarios estarán más presionados que las bolsas, que seguirán siendo la clase de activo más atractiva. Y los riesgos, a la baja.